¿Qué es el desgaste dental o del esmalte dental?
El esmalte dental es la capa más dura y externa de nuestros dientes, cuya función principal es proteger las estructuras internas más sensibles. Pero cuando esa barrera protectora se deteriora, hablamos de desgaste dental.
El desgaste del esmalte se refiere a la pérdida progresiva de dicha capa, que puede originarse por diferentes mecanismos como la fricción, la abrasión, la erosión ácida o el hábito de rechinar los dientes.
Tipos de desgaste dental
Según la causa que lo origina, podemos identificar principalmente tres tipos:
- Atrición: desgaste por contacto diente-con-diente. Por ejemplo, durante la masticación o en el caso de hábito de rechinar los dientes (bruxismo).
- Abrasión: desgaste causado por objetos externos al diente: cepillado demasiado fuerte, uso de cepillo de cerdas muy duras, masticar objetos duros, abrir cosas con los dientes…
- Erosión ácida: desgaste provocado por exposición a ácidos externos (alimentos o bebidas ácidas) o internos (por ejemplo ácido del estómago que llega a la boca en reflujo).
- Además, existe el mecanismo llamado abfracción, ligado a fuerzas oclusales anormales o mordida incorrecta, que se manifiesta como microfracturas en el cuello del diente.
Grados de desgaste dental: leve o severo
Desgaste leve
En los estadios iniciales puede costar detectarlo. Suele observarse:
- Cambios sutiles en la textura o el brillo del esmalte.
- Sensibilidad dental leve al frío o al cepillado.
- Disminución ligera de la transparencia en los bordes incisales.
Desgaste severo
Cuando el proceso no se frena puede derivar en:
- Pérdida visible de estructura dental (bordes más cortos, dientes “achatados”).
- Sensibilidad intensa.
- Cambios en la forma y el color de los dientes.
- Aumento del riesgo de caries y de fracturas dentales.
Causas del desgaste del esmalte dental
Vamos a repasar las causas más comunes:
- Bruxismo: el hábito involuntario de apretar o rechinar los dientes — sobre todo durante la noche — genera presión excesiva sobre el esmalte.
- Cepillado dental inadecuado: cepillarse con demasiada fuerza o usar un cepillo con cerdas demasiado duras contribuye a desgastar el esmalte.
- Hábitos orales: morder objetos duros, uñas, usar los dientes para abrir cosas … todo eso genera abrasión.
- Dieta ácida: bebidas y alimentos con pH bajo (refrescos, cítricos, vino, etc) atacan el esmalte.
- Reflujo gastroesofágico: el ácido estomacal que llega a la boca puede erosionar el esmalte desde dentro.
- Trastornos alimenticios: vómitos frecuentes exponen los dientes al ácido estomacal y aceleran la erosión.
- Fuerzas oclusales anormales o mordida desalineada: una mordida incorrecta puede generar microtraumatismos y desgaste localizado.
Tratamiento del desgaste dental y posibles soluciones
Aunque cada caso debe evaluarse individualmente, podemos enumerar algunas de las opciones más eficaces:
- Restauraciones dentales: coronas, carillas o empastes para recuperar función y estética cuando el desgaste es avanzado.
- Protectores bucales personalizados (férula de descarga) en casos de bruxismo, para evitar que el desgaste continúe.
- Mejoras en la higiene bucodental y en la dieta: técnicas de cepillado adecuadas, uso de cepillos con cerdas suaves, evitar alimentos/bebidas muy ácidas, controlar hábitos nocivos.
- Corrección de la mordida (en su caso): cuando el problema está en la alineación dental o en la oclusión, pueden necesitarse tratamientos ortodóncicos o de ajuste oclusal.
Conclusión
El desgaste dental es un problema frecuente pero totalmente manejable si se detecta a tiempo, se actúa correctamente y se adoptan buenos hábitos. La clave está en la prevención, la vigilancia y la intervención profesional.
Si has detectado alguno de los signos que hemos comentado (sensibilidad, cambio en la forma o el color de los dientes, sensación de “achatamiento” dental…), te animamos a que contactes con nosotros. Nuestro equipo de profesionales estará encantado de explotar tu sonrisa y conservar tu salud bucodental.
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